"Anfibios de la Zona Central de Chile" es un polidíptico elaborado el año 2016 por el proyecto denominado "Monitoreo y Conservación de Anfibios Altoandinos de la Región Metropolitana", financiado por el Fondo de Protección Ambiental (FPA), Ministerio del Medio Ambiente, Gobierno de Chile. El documento contiene información de especies de anfibios de la Zona Central de Chile, respecto a su estado de conservación, distribución y hábitat. También se incluyen algunas características generales de los anfibios. Cada una de las especies está acompañada de dos fotografías. Las especies que incluyen son: rana esmeralda, sapo de cuatro ojos, sapo de rulo, sapo de Atacama, sapo espinoso, ranita de Darwin, sapo de Bullock, sapo hermoso, rana de pecho espinoso de Cantillana, rana de pecho espinoso de Lircay, rana de pecho espinoso de monte, sapo arriero, rana del Valle Pehuenche, rana de pecho espinoso de La Parva, sapo de pecho espinoso de Ramadillas, rana de antifaz, rana chilena y rana de hojarasca septentrional.
Los anfibios en Chile se distribuyen en casi todo el territorio nacional, con la excepción del interior del desierto de Atacama y el extremo sur de la Región de Magallanes, entre el nivel del mar y los 4600 m.s.n.m. Debido a su piel permeable, los anfibios necesitan regular su balance hídrico, lo cual significa que las especies pasan gran parte de su vida en ambientes dulceacuícolas o sitios con alto grado de humedad (Garín & Lobos 2008). A pesar de esta limitación, los anfibios presentan una amplia gama de adaptaciones ecológicas y de comportamiento que les permiten habitar variados ambientes. Es así como hay especies de hábitos casi completamente terrestres que se acercan al agua principalmente en la época reproductiva (Rhinella). Otras especies acuáticas habitan permanentemente lagunas, ríos, arroyos y humedales (Calyptocephalella y Telmatobius), mientras que otras están adaptadas a los arroyos torrentosos (Alsodes, Insuetophrynus y Telmatobufo). La dependencia de los ambientes húmedos determina que la mayoría de los anfibios sean nocturnos o crepusculares, una estrategia conductual que les permite minimizar la pérdida de agua por la piel.
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